Superbacterias críticas en tiempos de COVID-19: ¿El mismo enemigo de siempre?

Imagen

 

La propagación del SARS-CoV-2, el agente etiológico de la enfermedad de coronavirus 2019 (COVID-19), ha impactado de varias maneras cómo entendemos la resistencia a los antimicrobianos.

Primero, los hospitales, abrumados durante los picos iniciales de la pandemia, podrían haber reducido inadvertidamente la intensidad y la calidad de las medidas de control de infecciones y las prácticas de stewardship antibiótica, principalmente debido al uso de equipo de protección personal (la asistencia brindada a varios pacientes con COVID-19 usando los mismos el mismo. equipo de protección personal puede haber llevado a un descuido del potencial de transmisión cruzada de superbacterias). Otro factor que puede haber contribuido es que todos los especialistas en control de infecciones y de enfermedades infecciosas han sido reasignados a la atención general de emergencia de pacientes con COVID-19. (1,2) Otra criticidad es que, cuando se realiza una radiografía de tórax o una tomografía computarizada, algunas lesiones pulmonares causadas por enfermedad viral pueden parecerse a las de una neumonía bacteriana. Como resultado, puede que el médico inicie un tratamiento antibacteriano innecesario en muchos pacientes, lo que a su vez contribuye al riesgo de selección de bacterias resistentes. (3, 4)

En línea con estos escenarios teóricos, se han notificado brotes de Klebsiella pneumoniae (KPC) productora de carbapenemasas, enterococos resistentes a la vancomicina y Pseudomonas aeruginosa resistente a las carbapenemas en los pacientes más graves ingresados ​​con COVID-19. (5-7) 

La solución óptima para este nuevo desafío de resistencia a los antimicrobianos puede no encontrarse fácilmente. En nuestra opinión, la primera premisa esencial que debe considerarse para asegurar el éxito final es que no estamos luchando contra el mismo enemigo de siempre en el campo de la resistencia a los antimicrobianos. Los requisitos de control de infecciones, así como el uso de antimicrobianos en pacientes con COVID-19, pueden diferir de los prepandémicos y, por lo tanto, debemos prestar más atención a cómo prevenimos las infecciones resistentes. Seguramente necesitamos mejorar nuestra capacidad para diagnosticar coinfecciones y sobreinfecciones bacterianas en pacientes con COVID-19 de nivel moderado a grave mediante el uso razonable y oportuno de diagnósticos fenotípicos y moleculares rápidos (para detectar prontamente tanto los agentes etiológicos como los determinantes de la resistencia). Esto permitiría identificar un subgrupo específico de pacientes que podrían beneficiarse de un tratamiento antibiótico precoz, en línea con los principios de la medicina personalizada. Además, los resultados rápidos de las pruebas también pueden permitir una reducción rápida de la escalation si no se detectan mecanismos de resistencia. Es importante destacar que todos estos conceptos también se aplican al enfoque terapéutico para sobreinfecciones no pulmonares en pacientes críticos con COVID-19, como infecciones del torrente sanguíneo, que podrían afectar hasta el 50 % de los pacientes con COVID-19 en unidades de cuidados intensivos durante una hospitalización prolongada. (8)

En particular, las sobreinfecciones en pacientes con COVID-19 en estado crítico pueden ser difíciles de reconocer debido a la posible atenuación de los síntomas sistémicos y los marcadores inflamatorios de laboratorio por agentes inmunomoduladores utilizados para contrarrestar una respuesta exagerada del huésped a la enfermedad viral. A su vez, esto puede conducir a dos consecuencias peligrosas opuestas, pero no mutuamente excluyentes: por un lado, un retraso en el reconocimiento de una infección bacteriana grave, lo que implica retrasos peligrosos en el tratamiento antibacteriano que pueden afectar desfavorablemente los resultados del paciente, y por otro lado, un tratamiento generalizado e inapropiado con agentes antimicrobianos de varios pacientes con síntomas leves, guiado por el temor de no reconocer a tiempo procesos infecciosos sistémicos peligrosos.

Afortunadamente, todos estos posibles escenarios han comenzado a ser bien reconocidos por la comunidad médica, y se está comenzando a adoptar contramedidas dedicadas para contrarrestar de manera eficiente esta nueva cara preocupante de un viejo enemigo fastidioso. No debemos bajar la guardia.

Escrito por Daniele Roberto Giacobbe, Profesor Ayudante de Enfermedades Infecciosas (Universidad de Génova)

MC-ID-33-2022

Sources

 

  1. Bassetti M, Giacobbe DR. A look at the clinical, economic, and societal impact of antimicrobial resistance in 2020. Expert Opin Pharmacother 2020; 21:2067-2071. 
  2. Rawson TM, Moore LSP, Castro-Sanchez E et al. COVID-19 and the potential long-term impact on antimicrobial resistance. J Antimicrob Chemother 2020; 75:1681-1684. 
  3. Lansbury L, Lim B, Baskaran V, Lim WS. Co-infections in people with COVID-19: a systematic review and meta-analysis. J Infect 2020; 81:266-275. 
  4. Rawson TM, Moore LSP, Zhu N et al. Bacterial and Fungal Coinfection in Individuals With Coronavirus: A Rapid Review To Support COVID-19 Antimicrobial Prescribing. Clin Infect Dis 2020; 71:2459-2468. 
  5. Gomez-Simmonds A, Annavajhala MK, McConville TH et al. Carbapenemase-producing Enterobacterales causing secondary infections during the COVID-19 crisis at a New York City hospital. J Antimicrob Chemother 2021; 76:380-384. 
  6. Kampmeier S, Tonnies H, Correa-Martinez CL et al. A nosocomial cluster of vancomycin resistant enterococci among COVID-19 patients in an intensive care unit. Antimicrob Resist Infect Control 2020; 9:154. 
  7. Magnasco L, Mikulska M, Giacobbe DR et al. Spread of Carbapenem-Resistant Gram-Negatives and Candida auris during the COVID-19 Pandemic in Critically Ill Patients: One Step Back in Antimicrobial Stewardship? Microorganisms 2021; 9. 
  8. Giacobbe DR, Battaglini D, Ball L et al. Bloodstream infections in critically ill patients with COVID-19. Eur J Clin Invest 2020; 50:e13319.